Pese a que los Willys-Overland originales eran vehículos muy polivalentes, que podían circular por casi cualquier tipo de terreno y que además sufrieron múltiples modificaciones para adaptarse al entorno o a la funcionalidad buscada, casi seguro que unidades como esta hay pocas, por no decir que es absolutamente única. Estamos hablando de un Jeep Willys-Overland de 1953, con ocho ruedas y cuatro ejes, en conjunción con un motor V8 de origen Corvette.
Algunas de sus características son: tiene ocho ruedas motrices, gracias a sus cuatro ejes. Además, sus cuatro ejes son direccionables, girando sus ruedas en la dirección a la que apuntemos con el volante.
Además suma que sus dos ejes traseros son bloqueables gracias a su diferencial. Si las apariencias y sus características no engañan, su maniobrabilidad, así como su tracción en terrenos complicados, deberían ser difíciles de igualar, como si fuese un vehículo oruga capaz de pasar por encima de cualquier cosa.
Para su construcción se necesitó de tres Jeep, dos de ellos Willys-Overland originales. Pero bajo su capó se esconde otro secreto que posiblemente no pensásemos encontrar.
Fornidable este todoterreno
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